Como era de
esperar, la segunda parte del post trata sobre la decoración de las galletas.
En este caso con glasa. Ahora que se ha puesto tan de moda la decoración con
“royal icing”, mi madre se ríe al recordar las panzadas a batir a mano que se
había pegado para decorar sus tartas con “glasa real” hace un montón de años,
cuando la descubrió en alguna revista de repostería. Ahora enchufamos el
Thermomix y listo.
La receta sencilla
de la glasa es tan fácil de recordar como complicado es que siempre quede igual.
Ingredientes:
2 claras de
huevo
400 g de
azúcar glas (cuanto más fino sea mejor)
Colorantes y
aromas que queramos utilizar
Preparación:
No hay secreto,
solo cruzar los dedos para que si conseguís la textura deseada sea así siempre.
Únicamente hay que batir las claras con una tercera parte del azúcar y seguir
añadiendo poco a poco el resto sin dejar de batir. Si incorporamos algún aroma,
mejor que sea incoloro para no teñir la glasa de un color indeseado. Hay que
tener en cuenta también que al incorporarlo, la glasa se volverá más líquida,
por lo que no conviene echar mucha cantidad. Yo de momento he preferido no
aromatizar la glasa. Cuando lo pruebe ya os contaré.
La textura que
tenemos que conseguir en la glasa una vez incorporado todo el azúcar es como de
pomada espesa. Al cogerla con la cuchara tiene que ser suficientemente densa
como para que no se caiga. En algunas webs había visto algunos consejos para
saber si la glasa tiene la textura necesaria para el delineado de las galletas,
como introducirla en una manga con boquilla fina y trazar una cruz, primero una
línea y luego otra por encima; si ambas se mantienen sin juntarse es que
tenemos lo que necesitamos. La verdad es que no lo he probado.
Cuando tenemos
la glasa para delinear el siguiente paso es separarla en tantos bols como
colores necesitemos para decorar. Pondremos el colorante que deseemos (siempre
mejor en polvo o gel para que no varíe demasiado la textura de la glasa) y
mezclaremos bien para que quede un color uniforme en cada uno de los bols. Para
mis flores usé rojo, amarillo, naranja y blanco. Además, siempre hay que
guardarse un poco de blanco por si acaso hacemos corto por algún lado.
Una vez
coloreada la glasa para delinear, separaremos una parte de cada uno de los bols
para preparar la glasa de relleno. Para hacerla más líquida únicamente hay que
ir añadiendo agua gota a gota, sin pasarse. Deberá tener una consistencia
parecida a la miel. En este caso también hay consejos por la red en los que se
indica el tiempo que debería tardar en disolverse una cucharada de glasa con el
resto del bol y que varía (5, 7, 10 segundos) según las opiniones. En mi caso también lo hice a ojo.
Si como yo, no
disponéis de suficientes boquillas de agujero pequeño para delinear cada uno de
los colores, es importante que tapéis los bols que no vayáis a usar inmediatamente
con film, ya que seca muy rápido.
Hay que tener
a mano el dibujo de lo que queréis plasmar en las galletas. La primera vez que
hice las galletas no tenía intención de decorarlas con glasa, solamente probar
la masa, tiempo de cocción, intentar entender por qué mi horno doraba más las
de un lado que las de otro… y únicamente les hice unos dibujitos cutres con
chocolate.
La segunda vez
ya quería probar con glasa, a ver qué tal se me daba dibujar bordes y rellenar,
pero sin ningún dibujo en mente. Hice unas galletas con forma de gato para mi
suegra que estaba ingresada y alguna estrella. Como las estrellas quedaban
sosillas a mi hermano (el diseñador del título, el logo y el fondo de este
blog) se le ocurrió pintarles cara y quedaron graciosas.
Esta otra vez
ya me lancé y me gustaron unas flores de The Sweet Adventures of Sugarbelle que
podéis ver aquí, así que empecé delineando los bordes en dos colores. Unas
rojas y otras naranjas.
Después añadí
el centro blanco con glasa un poco más diluida que la del borde y cuando estaba
un poco seco, acabé de rellenar las flores con el color correspondiente al
borde.
El siguiente
paso era añadir un nuevo borde y pincelarlo hacia el centro para dar el aspecto
deseado a los pétalos. Según las instrucciones de Sugarbelle se debían hacer luego
un nuevo borde más hacia el centro y repetir la operación de pincelado. Problemas: me quedaba poca glasa roja y la naranja que me había sobrado acababa de
tirarla sin pensar que la iba a volver a necesitar. Total, que las flores rojas
fueron de peor a mejor según le cogía el tranquillo a la decoración y para las
naranjas me tiré de la moto y les añadí el borde rojo y un poco de amarillo del
que tenía reservado para hacer los estambres. Según me parece a mi, acabaron quedando
más bonitas las naranjas.
El último paso
era dibujar el pistilo y en lugar de añadirle el azúcar amarillo le puse unos sprinkles
dorados.
¿Qué os parece el resultado? Se parecen como un huevo a una castaña a las de Sugarbelle, pero para ser mis primeras flores estoy contenta.
Veredicto y
observaciones:
Pues si las
galletas sin decorar ya estaban buenas, ahora además estaban bonitas. Yo veo
claramente una mejora desde las primeras hasta las últimas (no hay 2 iguales), así que la cuestión
es practicar. Y practicar para hacerlo mejor y más rápido porque me llevó toda
una tarde decorar las galletas. Hubiera jurado que había 100 pero solo fueron
22.
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