Mi madre nunca deja de sorprenderme. El otro día hicimos
galletas y mientras preparábamos todos los bártulos para tenerlos a mano,
apareció una cajita con varias boquillas que me dejó literalmente con la boca
abierta. Hace pocos días yo me había comprado una redonda “enorme” según me
pareció en la tienda y la creí perfecta para decorar cupcakes. Solo hace falta
verla en comparación con las de mi madre para hacerse una idea de quién sabe de
todo esto en la familia...
Pero no solo me sorprende a mi. En el concurso de
tortillas anual del Centre Comercial
Gran Via (Gran Via de les Corts Catalanes, 691) presentó este año una tortilla
dulce y aunque no ganó, consiguió que hablara de ella en Catalunya Ràdio el
chef del Restaurant MonVínic Sergi de Meià, premio nacional 2009 al “Cuiner
Jove de l'Any” otorgado por la Acadèmia Catalana de Gastronomia.
En el minuto 27:50 del enlace que os dejo podéis escuchar lo que dicen de ella.
En el minuto 27:50 del enlace que os dejo podéis escuchar lo que dicen de ella.
Y siguiendo con las galletas, os dejo la receta de las que
hicimos en base a la receta de Velocidad Cuchara, adaptada para Thermomix a su vez de un tutorial de El Rincón de Bea:
Ingredientes:
400g de harina
50g de maizena
225g de mantequilla a temperatura ambiente (importante)
240g de azúcar glas
1 clara de huevo
Esencia de vainilla
Sal
Preparación:
Batimos la mantequilla hasta que quede con una textura
suave. Si se hace con el Thermomix, seguramente habrá que pararlo y bajar con
la espátula la mantequilla que haya quedado en las paredes. Iremos añadiendo
poco a poco el azúcar glas mientras batimos y lo seguimos batiendo unos minutos
hasta conseguir una textura esponjosa y más blanca.
A continuación se añade la clara de huevo y la esencia de
vainilla, que se deberán batir hasta su completa integración.
A partir de aquí incorporaremos la harina tamizada junto
con la maizena cucharada a cucharada mientras continuamos batiendo y seguimos a
velocidad media hasta que tengamos una masa uniforme a la que se pueda dar
forma con las manos.
Pondremos papel de horno sobre el marmol o encimera y la
bola de masa que no se nos debería pegar en las manos.
Habitualmente se hacen varias porciones de la masa, yo
hice 2. Colocamos una de las porciones entre dos papeles de horno y se estira
con un rodillo hasta tener el grosor deseado (con 0,5cm salen unas galletas
hermosas). Es importante que toda la masa tenga el mismo grosor ya que sino al
hornear las galletas unas se dorarán mucho más rápido que otras como me pasó a
mi la primera vez. Además, si hay que decorarlas con glasa, deberá ser lo más
lisa y nivelada posible. En este caso pusimos unas maderitas a los lados de la masa para usar el rodillo de madera pero hay que mejorar la técnica ya que como se puede ver en la foto, la masa quedó con algunas marcas del papel.
Metemos la masa estirada en una superficie plana en la
nevera varias horas y realizamos la misma operación con el resto de porciones.
Yo en este caso, la bola sobrante la envolví con film y la congelé para otra
ocasión.
Una vez enfriada la masa, calentamos el horno a 180ºC. La
sacamos de la nevera y empezamos a cortar las galletas con un cortador
intentando aprovechar al máximo los huecos que vayamos dejando. La masa
sobrante se puede volver a amasar, estirar y enfriar para hacer algunas galletas
más, aunque cada vez que lo hacemos la masa pierde algo de su textura original.
Conforme vamos cortando las galletas, las vamos
traspasando a la bandeja del horno que habremos cubierto con papel de hornear.
No hace falta dejar mucha separación entre ellas ya que no crecen casi nada,
así que con un par de centímetros nos basta. Es importante que la bandeja esté fría por lo que entre hornadas hay que dejarla enfriar o tener más de una.
El tiempo de horneado dependerá del tamaño y grosor de
las galletas. Lo habitual son unos 10-15 minutos o hasta que veamos que se
empiezan a dorar los bordes.
Las galletas se despegarán fácilmente pero hay que
hacerlo suavemente para evitar romperlas, ya que calientes aún son un poco blandas. Cuando estén completamente frías ya
se podrán decorar con glasa o fondant según prefiramos.
Veredicto y observaciones:
Huelen que alimentan. Me recuerda el olor que escapa de
esas latas azules de galletas danesas al abrirlas. La primera hornada perfecta,
la segunda se quemó. Hay que vigilarlas mucho porque 1 minuto y pasan de la
perfección al desastre. Además de las flores hice alguna otra forma para probar
los cortadores de plástico que tenía mi madre, unos bien, otros no tan bien.
Probé alguna galleta de las que no me gustaba la forma y que además rompí
accidentalmente al caerseme de la mano uno de los bols con la glasa que estaba
acabando de preparar y mmmm... buenísimas oiga!
Por cierto, a diferencia de la primera entrada en la que
el título era únicamente un chiste (con explicación científica del porqué de
los colores pero un chiste al fin y al cabo), esta vez me parece más
interesante dar respuesta a la pregunta del título de esta entrada: la culpa la
tiene la humedad del ambiente. Las magdalenas al tener mucha humedad, al
contacto con el aire la pierden; en cambio las galletas, que tienen una humedad
muy baja, tienden a absorberla del ambiente. Por eso en ambos casos lo mejor es
conservarlas herméticamente para conservar sus texturas originales y
consumirlas en poco tiempo desde que se hacen.
Jajaja. M'ha agradat. Cierto como la vida misma.......a més, trobo molt difícil, per les vegades que ho he fet, donar amb una recepte bona de galetes. És molt fàcil que tinguin sabor a farina....
ResponderEliminarTxell.
Gràcies guapa!! Amb aquesta recepta tenen supergust a mantega. Hauré de començar a mirar de fer-ne de xocolata i aromatitzades a veure què surt. Espero els teus comentaris, crítiques i suggeriments per aquí :)
EliminarUmmm, parece delicioso...
ResponderEliminarFelicidades por tu blog!
Moltes gràcies :) Jo també segueixo el teu però no he trobat botó de +1 ni manera de recomanar-lo. Una abraçada.
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