Creo que
empezar a escribir un blog es como empezar a escribir un diario personal, con
la diferencia de que el primero tienes la esperanza de que lo llegue a leer
alguien. El problema es por donde empezar... Pues empezaremos por el principio.
Tener una madre
para la que la cocina no tiene secretos y un padre con un don en las manos
capaz de convertir cualquier material en una obra de arte, habrán tenido que
ver en mi nueva obsesión: la pastelería creativa.
Empecé leyendo
un montón de blogs, buscando recetas y haciendo pruebas, algunas
con más éxito que otras, por lo que las primeras entradas de este blog las
dedicaré a contaros esos contactos iniciales con la harina, el azúcar, la
mantequilla y el resto de sus dulces compañeros.
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