miércoles, 5 de febrero de 2014

Si haces planes para un año, siembra arroz. Si lo haces por dos lustros, planta árboles. Si los haces para toda la vida, educa a una persona.

Pues sí, ha pasado un año desde la última publicación… Un año! Pero no he estado sembrando arroz como sabréis los que me seguís en Facebook o en Instagram He estado aprendiendo un montón, educándome (el paladar sobretodo), descubriendo recetas y técnicas, practicando, mejorando… Y es que un año da para mucho pero no suficiente para hacer todas esas cosas cuando pasas más de 12 horas fuera de casa cada día y además quieres tener un blog decente, así que el blog ahí se quedó, congelado hace un año.

Las veces que he intentado sentarme a poneros alguna de las recetas que he ido probando en este tiempo, lo abría y me daba penica de verlo… Qué fotos! Jajajaja Pero supongo que es lo que pasa cuando uno va evolucionando y su blog no, que luego lo ves ahí feuchillo al pobre.

Me he dicho que tengo dos opciones (bueno tres, pero la tercera sería dejarlo y no me da la gana).
La primera es convertirlo en un blog donde solamente haya el texto de las recetas con fotos del resultado final y lo más simple posible para poder compartir con todos mis descubrimientos reposteriles pero sin que me cueste una eternidad redactar una entrada. Lo malo es que perdería un poco la gracia de un blog, no?
La segunda es hacerle un lavado general, quitarle las legañas, ponerlo más guapo, peinarlo y perfumarlo para que yo misma piense que tengo aquí algo que hay que cuidar y mimar. De momento para ver si eso funcionaría, me he apuntado a un curso de diseño y en cuanto le vaya cogiendo el tranquillo a las herramientas, iréis viendo cambios por aquí, poquito a poquito, pero evolucionando. Luego ya veremos si me quedo con la primera opción pero con un blog con la cara limpia o si me lanzo a lo grande, me organizo como una persona normal y os avasallo con entradas mensuales o (quién dijo miedo?) semanales.

Para empezar a ponerme las pilas os prometo este fin de semana una publicación especial, dedicada a una persona fantástica con la que este año he aprendido lo indecible y una receta mmmm... ¿Quién será? Se aceptan apuestas ;)


martes, 5 de febrero de 2013

Si la vida te da limones… haz lemon curd!


Hacía tiempo que tenía ganas de preparar un buen lemon curd y si llego a saber que era taaaan fácil, no habría esperado hasta ahora para hacerlo.

Esta crema me volvió loca cuando de pequeña mi madre compró un tarrito en una feria alimentaria de diversos paises que hicieron en unos famosos grandes almacenes. Rellenó unas minitartaletas como si fuera crema pastelera y creo recordar que las decoró con algo de fruta, pero el sabor inconfundible del lemon curd me hizo olvidarme del resto. ¡Qué cosa más buena!



Total, que como hago siempre, busqué mil recetas y me aventuré a preparar la mía propia y tengo que decir que salió deliciosa, así que aquí la comparto con todos vosotros.

Ingredientes:
200g de azúcar glas
2 limones (necesitaremos la ralladura de la piel y el zumo de ambos)
100g de mantequilla a temperatura ambiente
180g de azúcar
3 huevos medianos

Preparación:
Yo lo preparé con la Thermomix pero tiene que ser igual de sencillo hacerlo en un cazo al fuego.
Primero rallamos la piel de los dos limones vigilando de no poner nada de la parte blanca, que amarga. En mi caso retiré cuidadosamente la piel y la trituré con unos golpes de turbo pero creo que hubiera tardado lo mismo en rallarlos.
Mezclamos el azúcar glas (vale hecho en casa, no hace falta que sea superfino) con la ralladura de limón, incorporamos el zumo, la mantequilla y los huevos. Batimos a mano para que se integre todo bien y lo ponemos al fuego lento removiendo constantemente durante unos 10-15 minutos. En este caso sí que es más práctico hacerlo en la Thermomix. Programamos 10 minutos a 90 grados y velocidad 2 y listo.



Parecerá que queda una crema bastante líquida pero no os preocupéis, cuando enfría va cogiendo cuerpo.
Se puede guardar en la nevera durante varios días siempre en un bote de cristal bien cerrado.
Una de las cosas que aprendí en el curso de Seguridad Alimentaria que hice hace pocos días en El Curso Rosa es que hay que enfriar lo antes posible las preparaciones. En mi casa siempre se dejaba enfriar lo que fuera destapado en el mármol de la cocina para luego taparlo y llevarlo al frigorífico. Pues no. Hay que enfriar lo más rápidamente posible porque a los microorganismos les encanta multiplicarse a temperatura ambiente, así que ahora que ya lo sé, metí el bote tapado corriendo en la nevera.
Quiero agradecer desde aquí a Chelo, José Luís y Eva el hacernos tan sencillo el curso, tan ameno y tan entendible. Os recomiendo a todos que no dudéis en apuntaros a la 3ª edición, que seguro la habrá, porque a cualquiera le puede venir bien un poco de formación de este tipo sobretodo para quitarnos malas costumbres que hacemos sin pensar.

Y el post de hoy no se acaba aquí, no. Que cuando tienes lemon curd y no sabes donde untarlo, va y se te ocurre que sería un relleno perfecto para unos cupcakes de limón. Y allá que va una y se arremanga otra vez, que esto no ha sido nada.

No os diré cómo quedaron porque esto hay que probarlo, así que aquí tenéis la receta.

Ingredientes para los cupcakes:
150g de azúcar
150g de mantequilla muy blanda
180g de harina
130ml de buttermilk
Ralladura de medio limón
1 huevo
½ cucharadita de bicarbonato
Una pizca de sal

Preparación:
Empezamos preparando el buttermilk echándole a la leche (si puede ser entera mejor) un chorrito de zumo de limón, mezclamos y dejamos reposar mientras pesamos y tamizamos el resto de ingredientes.
Ponemos a calentar el horno a 170ºC y colocamos las cápsulas dentro de los moldes.
Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que blanquee e incorporamos el huevo y el buttermilk. Seguimos batiendo y agregamos la ralladura de limón y la mitad de los ingredientes secos (harina, bicarbonato y sal) tamizados. Cuando esté bien integrado incorporamos la otra mitad y batimos lo justo para ver la masa homogénea.


Repartimos en los moldes hasta llenarlos 2/3 partes y los metemos en el horno durante 18-20 minutos. Como siempre, se puede comprobar su cocción con el método del palillo. Pasado este tiempo los sacamos del horno y los dejamos enfriar en el mismo molde unos minutos y los sacamos de él para que terminen de enfriarse sobre una rejilla.

Ingredientes para la crema de queso:
150g de queso de untar tipo Philadelphia (graso, no vale light)
280g de azúcar glas o icing sugar (en este caso mejor comprado que hecho en casa)
Un chorrito de limón o dos cucharadas de lemon curd

Preparación:
Mientras se enfrían los cupcakes, preparamos el frosting para decorarlos. Batimos bien el queso con el azúcar glas, incorporamos el chorrito de limón o el lemon curd y seguimos batiendo hasta obtener una crema densa y consistente y reservamos en la nevera.
Cuando los cupcakes estén frios, los descorazonamos con cuidado con un cuchillo y los rellenamos con lemon curd. 


Volvemos a tapar el agujerito y decoramos con la manga y nuestra boquilla favorita con la crema de queso.
Podemos acabar la decoración con un trocito de piel de limón confitada o rallada.



Veredicto y observaciones:
Esta vez quiero que el veredicto me lo déis vosotros porque veo que ya hay bastante gente esperando la receta, así que entiendo que muchos intentaréis hacerlos. Si os apetece compartir vuestros resultados, estaré encantada de verlos en la página de Facebook de Descubriendo el Pastel.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Yo-ho-ho, and a bottle of rum!


Pues para la receta de hoy no hace falta una botella entera de ron pero sí un poquito. Si los piratas de Robert Louis Stevenson en La Isla del Tesoro o el mismísimo JackSparrow hubieran conocido el mojito, en lugar de buscar tesoros me los veo corriendo para encontrar menta y limas para prepararse esta refrescante bebida.

En esta ocasión no haremos un mojito para beber, sino para comer. La receta que probé está basada en la de Michelle de Browneyed Baker.


Ingredientes para la masa:
125 ml de buttermilk casero (unas gotas de limón en la leche y dejar reposar unos 15 minutos)
10-12 hojas de menta grandes (las mías eran muy muy grandes)
100g de mantequilla a temperatura ambiente
180g de azúcar
210g de harina tamizada
1 cucharadita de levadura
2 huevos
2 limas (también valdría un limón verde un poco grande)
3 cucharadas de ron bueno
Una pizca de sal

Ingredientes para el frosting:
250g de mantequilla en pomada
450g de azúcar glass
El zumo de una lima
2 cucharadas de ron bueno

Preparación:
Preparamos la buttermilk y mientras lo dejamos reposar ponemos las cápsulas en los moldes y precalentamos el horno a 180 ºC. Yo aproveché también para pesar el resto de los ingredientes y dejarlos todos preparados para tenerlos a mano en el momento de usarlos.
Ponemos la buttermilk en un cazo junto con las hojas de menta y calentamos justo hasta que rompa a hervir. Apartamos del fuego y dejamos reposar para que la menta suelte todo su aroma. Colamos aplastando bien las hojas y reservamos.


Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que blanquee y añadimos un huevo mezclando hasta que esté integrado y luego el otro.
Rallamos la piel de una de las limas y extraemos su zumo. Incorporamos ambas cosas a la mezcla anterior, añadimos el ron y batimos hasta que esté todo bien homogéneo.
Por último añadimos la harina tamizada junto con la levadura y la sal y mezclamos con movimientos envolventes hasta que esté bien integrada. Es importante no batir excesivamente, ya que si no nos quedaría el bizcocho demasiado apelmazado.


Repartimos en los moldes hasta llenarlos 2/3 partes y al horno durante 20-25 minutos. Como siempre, se puede comprobar su cocción con el método del palillo. Pasado este tiempo los sacamos del horno y los dejamos enfriar en el mismo molde unos minutos y los sacamos de él para que terminen de enfriarse sobre una rejilla.


Mientras se enfrían, preparamos el frosting para decorarlos. Batimos bien la mantequilla e incorporamos la mitad del azúcar sin dejar de batir. Iremos añadiendo el resto del azúcar poco a poco y finalmente el zumo de lima y el ron. Continuaremos batiendo hasta tener una crema suave pero con suficiente consistencia. Pasamos a la manga y decoramos nuestros cupcakes. 


Para acabarles de dar el toque, les ponemos un trocito de lima cortada en triangulito, una hojita de menta (lo que me costó encontrar hojas pequeñas en nuestra superplanta!) y unas pajitas cortadas.



Veredicto y observaciones:
Hasta la fecha y para mi, una de las mejores recetas de cupcakes que he hecho. Esponjosos, refrescantes y menos pesados que los de chocolate y vainilla de siempre. La frescura de la menta y la lima son espectaculares y el toque de ron los convierte realmente en un mojito masticable. Además quedan monísimos con su decoración. La cantidad de ron y lima se puede ajustar al gusto de cada uno, siempre teniendo en cuenta, sobretodo para el buttercream, que al incorporar líquido podemos dejar demasiado blanda la mezcla. No dejéis de probarlos!!

sábado, 13 de octubre de 2012

Más chocolate! Es la guerra!

Ya sé que Groucho no decía exactamente eso, pero es la frase que siempre me viene a la cabeza o bien cuando las cosas van deprisa o bien cuando son en exceso, y en este caso el exceso es de chocolate. Aunque “excesivo” nunca sería un adjetivo que yo pondría al lado de “chocolate”, reconozco que entre los coulant del otro día y los colletes de hoy llegamos a unos niveles chocolatiles… Y eso que aún me quedan por enseñaros los cupcakes de AliterDulcia y el pastel de chocolate y calabacín de La Receta de la Felicidad que hice la semana pasada. Lo sé, voy con un poco de retraso… Intentaré ponerme al día. De momento, os dejo por aquí la receta de los Colletes de Chocolate con Naranja, también extraída del libro de Linda Doeser del que os hablaba con los coulant.


Ingredientes para la masa:
280g de chocolate de cobertura
150ml de nata espesa
½ cucharadita de aceite de girasol
Ralladura de piel de ½ naranja
1 cucharada de Cointreau
Tiras finas de piel de naranja confitada
Pincel
20-25 cápsulas pequeñas

Preparación:
Derretimos 150g de chocolate con el aceite en el microondas a máxima potencia durante 1-2 minutos y removemos para homogeneizar la mezcla.  Usamos esta mezcla para pintar el interior de las cápsulas con una capa gruesa de chocolate. Dejamos enfriar en la nevera un rato y damos una segunda capa para hacer más gruesos y consistentes los capacillos de los colletes. Dejamos enfriar de nuevo mientras preparamos la crema para rellenarlos.




 Calentamos la nata y la ralladura de la media naranja en un cazo que retiraremos antes de que hierva. Añadimos el resto del chocolate a trozos y removemos hasta que se haya derretido. Agregamos el Cointreau, mezclamos y dejamos enfriar.

Batimos la crema que debe tener una consistencia espesa y rellenamos las cápsulas con ayuda de una manga.


Decoramos con trocitos de piel de naranja confitada y listos para comer.


Estos colletes se pueden congelar y sacar un rato antes de comer del congelador, ya que al llevar nata no se pueden guardar muchos días en la nevera.

Veredicto y observaciones:
Esta es una de las recetas estrella de mi madre. Son sus bombones de chocolate con naranja. Son fáciles de hacer pero entretenidos y están de vicio. Yo me comería la crema a cucharadas! Así que a probarlos!
Se pueden quitar los papelillos de las cápsulas antes de servirlos, pero es recomendable que cada uno se entretenga quitando los suyos si no queréis que desaparezcan de la bandeja en 10 segundos y tengáis que llevar de urgencias a vuestros invitados por subidón de chocolate ;)
Warning: Hay que ir con ojo por eso con la cantidad de Cointreau porque pueden quedar fuertes de alcohol si se te va un poco la mano.

martes, 2 de octubre de 2012

And the award goes to…


Qué grata sorpresa me llevé el otro día al enterarme de que Sheyla de Sheyla's Cupcake's me había otorgado el Premio Liebster para dar a conocer a blogs con menos de 200 seguidores.


El “problema” de este premio es que después de que te lo hayan concedido tienes que dedicar un ratito a las tareas que van con el cargo y hasta hoy no he tenido ese ratito porque, como ya sabéis los que me seguís en Facebook, un montón de galletas de boda me han tenido entretenida muchos días (luego si puedo prepararé el post de nuestras peripecias galletiles).

Pero a lo que vamos… por lo que he visto (soy novata en premios, así que igual no me he enterado muy bien) junto con el premio se otorga también la responsabilidad de contestar 11 preguntas y conceder el premio a otros tantos blogs, aunque las reglas parece que varían dependiendo de donde busques la información. Porque no lo vamos a negar, te llega una notificación de un premio al blog siendo un novato y lo primero que haces es averiguar de qué va. Encontré sitios donde hablan de conceder el premio a otros 3, 5, 10 blogs y nada de preguntas. Lo que no he encontrado en ningún sitio es el origen del premio para intentar averiguar las reglas originales, aunque tampoco he rebuscado mucho porque oye, un premio es un premio y si voy a seguir unas reglas serán las que ha puesto Sheyla en su blog, así que empezamos.

Las 11 preguntas que me toca contestar:

1. ¿Cuál es tu receta dulce favorita? Cualquiera que lleve chocolate, pero si me tengo que decantar por una ahora mismo y sin pensar mucho sería el coulant del que colgué la receta el otro día en un post y que animo a todo el mundo a probar.

2. ¿Recuerdas cuál fue la primera receta que hiciste? Pues no… como ya conté, desde muy pequeña he visto a mi madre trajinar en la cocina y probablemente la primera vez que cociné algo fue bajo su supervisión. Pero la que me viene a la cabeza es la de las torrijas. Le encantaban a mi padre y las hice para llevárselas al hospital cuando ya estaba muy malito. No las había hecho nunca pero quedaron buenas, aunque no las he vuelto a hacer.

3. ¿Qué cosas tiene que tener un blog para que te decidas a seguirlo? Recetas explicadas de forma sencilla por alguien que disfrute compartiéndolas, aunque no todos los blogs que sigo son culinarios.

4. ¿Dónde buscas las recetas que luego cocinas? Esta es fácil. Se coge el teléfono, se marca el número de mi casa y se le pregunta a mi madre. Eso para las que sé que ya tiene ella por la mano, pero como a las dos nos gusta probar cosas nuevas (casi siempre cuando hay invitados) tiramos de internet, buscamos varias y acabamos haciendo un poti-poti a nuestro libre albedrío. En eso nos parecemos bastante. Las que casi nunca fallan son las de velocidadcuchara.

5. ¿Dulce o salado? Dulce, sin duda.

6. ¿Pruebas todas las recetas que haces o eres capaz de resistir la tentación? Yo lo pruebo todo, no sea que con los experimentos que hago vaya a intoxicar a alguien, jeje.

7. ¿Alguna manía culinaria? Mmmm, creo que no tengo. O sí, pero no me doy cuenta o no lo considero una manía.

8. ¿Tu canción favorita? Vaya… favorita. Qué complicado cuando a uno le encanta la música y tiene una canción favorita para cada estado de ánimo o contexto. Pero si hay que elegir solamente una sería BohemianRhapsody de Queen.


10. ¿Eres autodidacta o haces cursos de cocina? Autodidacta en muchas cosas, pero con la base de las “clases particulares” de ver a mi madre cada día. Hasta ahora solamente he hecho un curso de cupcakes y estoy a punto de empezar uno de galletas con Sofía.

11. ¿Cuál es la receta salada que más te gusta? Me encanta el sushi, pero ahí cocinar… poco. Aunque tiene su miga que el arroz quede en su punto y enrollar los makis.

Los 11 blogs a los que concedo el premio Liebster son:

1.        Pucketa Cosa
2.        Felting Sandra
3.        La Cocina de Carol
4.        Bake&Fun
5.        El Racó Dolç
6.        Dolç i Més
7.        K’Dolç
8.        A Todo Pastel

Y ahí van las 11 preguntas a mis premiad@s (las de los blogs no culinarios las pueden contestar igual porque me consta que también comen :P):

1.      ¿Qué te llevó a escribir un blog?
2.      ¿Qué blogs recomendarías?
3.       ¿Cuál es la receta con la que sabes que triunfas seguro?
4.  ¿Qué receta se te ha resistido más o te salió un desastre incomestible y no volviste a hacer?
5.        ¿Dulce o salado?
6.        ¿Qué es lo que nunca falta en tu nevera o despensa?
7.        ¿Mejor cocinar solo o con pinche?
8.        ¿Qué plato te trae recuerdos especiales?
9.        ¿Cocina mediterránea o exótica?
10.   ¿Qué es lo más raro que hayas comido y te haya gustado?
11.    ¿Cuál es el utensilio de cocina sin el que no podrías vivir?

Lo de las 11 cosas sobre mí va a ser que lo tendréis que ir descubriendo en mis posts o en mi página de Facebook (que se actualiza más a menudo) porque hoy ya no doy más de mí.

Le agradezco de nuevo a Sheyla el premio y animo a mis premiad@s para que enlacen a l@s suy@s, les pregunten lo que les plazca y les notifiquen que han sido seleccionados para recibir el galardón.


domingo, 23 de septiembre de 2012

El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel


Si el maestro del suspense Alfred Hitchcock se hubiera metido en berenjenales pasteleros, seguro que el “bizcocho asustado” de mi madre, le hubiera parecido un pastel de película.

La base de la receta es el bizcocho súper esponjoso de La Cocina de Auro. Como cada año para el cumpleaños de mi suegra, mi madre es la cocinera oficinal y como ya se conoce, pensó que después de una copiosa comilona, lo mejor era hacer un pastel ligero. Triunfó, como siempre.

Ingredientes para la masa:
200g de harina
180g de azúcar
1 cucharadita de levadura
90g de aceite de girasol
180g de leche
4 huevos
Ralladura de 1 limón
50g de almendras picadas
1 pizca de sal

Ingredientes para el almíbar:
6 cucharadas de coñac
2 cucharadas de azúcar
4 cucharadas de agua

Ingredientes para el relleno:
50g de mantequilla blanda
2 cucharadas colmadas de azúcar glas
Mermelada al gusto

Ingredientes para la cobertura:
150g de chocolate de cobertura
50g de mantequilla
50g de agua

Ingredientes para la decoración:
Pasta de azúcar (fondant)
Colorantes en gel
Sprinkles

Preparación:
Precalentamos el horno a 180 ºC y preparamos un molde desmoldable grande (24-26cm) y hondo (8-10cm) en el que forraremos el fondo con papel de horno y engrasaremos bien. Espolvoreamos un poco de azúcar y las almendras picadas, que quedarán en el fondo del bizcocho.

Por otro lado, separamos las claras de las yemas y las batimos con la pizca de sal. Antes de que lleguen a subir mucho, añadimos el azúcar sin dejar de batir y lo continuamos haciendo hasta que lleguen a tener la consistencia firme del merengue.


En otro bol tamizamos la harina y levadura y le añadimos el azúcar, el aceite, las yemas, la leche y la ralladura del limón. Mezclamos bien hasta que estén todos bien integrados y obtengamos una masa homogénea.

Vertemos este preparado sobre las claras montadas que habíamos reservado y con ayuda de una espátula o una lengua pastelera lo mezclamos lentamente con movimientos envolventes para que no se bajen mucho.

Rellenamos el molde con la mezcla y lo metemos en el horno. En esta receta los tiempos también son importantes. Lo normal sería hornear arriba y abajo primero durante 25 minutos a 180 ºC y luego 35-40 minutos más a 165 ºC. El horno de mi madre calienta mucho pero es mucho más regular que el mío, así que ya le tiene el truco cogido. Ella tuvo el bizcocho primero 15 minutos y tras bajar la temperatura solamente 20 minutos más. Si no os fiais mucho de los tiempos porque, como siempre decimos, cada horno es un mundo, lo mejor es tener siempre el palillo a mano para comprobar si sale seco. Este bizcocho sube mucho y es importante no abrir la puerta del horno hasta que haya subido.

 No, no usamos un molde más pequeño del que os he dicho, es que el horno de mi madre es enorme!

Una vez confirmado que está hecho, mi madre le da un susto al pastel dejando caer de golpe el molde al suelo de la cocina. De ahí el apodo que le puso al bizcocho. Al parecer, con esta operación se evita que al enfriarse, el bizcocho se baje tanto que se arrugue mucho por los lados. De todas maneras, la altura que vemos en el horno mientras se cocina, no será la del bizcocho acabado y siempre bajará bastante.

Mientras lo dejamos recuperarse del susto y se enfría, prepararemos el almíbar para humedecer el interior antes de rellenar el pastel. Mezclamos en un cazo el coñac con el azúcar y lo quemamos durante medio minuto. Añadimos el agua y removemos.

Desmoldamos el bizcocho y lo dividimos en 2 mitades para poderlo “emborrachar” (pensad que la mayor parte del alcohol se ha quemado). Distribuimos el almíbar de coñac por las dos partes interiores de las capas del bizcocho y lo dejamos reposar para que vaya empapando.

Batimos la mantequilla con el azúcar glas hasta que blanquee y untamos las dos partes del bizcocho con una capa muy fina. Ponemos una capa de la mermelada que más nos guste (mi madre usó una de pétalos de rosa que estaba increíble!) en la capa de abajo y tapamos con la otra.

Para la cobertura, deshacemos el chocolate troceado y la mantequilla a baño maría o en el microondas, mezclamos y le añadimos el agua mientras removemos y dejamos enfriar un poco para que coja cuerpo antes de verter sobre la superficie del pastel intentando cubrirla bien. Nos podemos ayudar de una espátula para repartirla bien e igualarla.

En esta ocasión, como era el cumpleaños de mi suegra, que ha sido bailarina y profesora de ballet, intenté modelar unas zapatillas de ballet con fondant. No había tocado nunca esta pasta pero como ya os conté mi padre era escultor que tenía un don en las manos y yo aprendo mucho mirando. En mi memoria están grabadas a fuego las imágenes de los pimientos y los tomates que nos hacía a mi hermano y a mí cuando éramos pequeños únicamente con la cera de los minibabybel. Yo no tengo ese don, pero sé que puedo hacer algo medio resultón con práctica. La verdad es que las zapatillas me daban un poco de vergüenza porque no me quedaron muy bien, pero a mi suegra le encantaron. Las sacó del pastel para guardárselas antes de cortarlo y por mucho que le dije que se comían, se las llevó para casa.


En el momento de servir el pastel, lo dejamos reposar un momento fuera de la nevera para que brillara bien el chocolate de la cobertura y pegamos unos sprinkles dorados alrededor, pusimos las velas y a disfrutar.





Veredicto y observaciones:
Aunque no lo parezca porque en el interior prácticamente no se ven burbujitas de aire y tiene más el aspecto de una tarta de queso, el bizcocho es ligerísimo, se funde en la boca y está buenísimo!! Además, si lo hace tu madre, complicación cero :P